La Guerra Civil es el acontecimiento central de la conciencia histórica estadounidense. Si bien la revolución de 1776-1783 creó los Estados Unidos, la Guerra Civil de 1861-1865 determinó el tipo de nación que se adoptaría. La guerra resolvió dos cuestiones fundamentales que habían quedado sin resolver en la revolución: si los Estados Unidos debía ser una confederación de estados soberanos que pudiera disolverse o una nación indivisible con un gobierno nacional soberano; y si esta nación, nacida de una declaración de que todos los hombres fueron creados con un derecho igualitario a la libertad, seguiría siendo el país con más esclavos del mundo.
La victoria del norte en la guerra conservó los Estados Unidos como una nación y terminó con la institución de la esclavitud que había dividido al país desde sus inicios. No obstante, estos logros costaron 625 000 vidas; en todas las demás guerras que luchó el país combinadas, se perdió, aproximadamente, la misma cantidad de vidas. La Guerra Civil estadounidense fue el conflicto más grande y destructivo del mundo occidental entre el final de las guerras napoleónicas en 1815 y el comienzo de la Primera Guerra Mundial en 1914.
La Guerra Civil comenzó debido a diferencias irreconciliables entre los estados que apoyaban y los que rechazaban la esclavitud con respecto a la autoridad del gobierno nacional para prohibir la esclavitud en los territorios que todavía no se habían convertido en estados. Cuando Abraham Lincoln ganó las elecciones en 1860 y se convirtió en el primer presidente republicano en prometer públicamente que libraría a los territorios de la esclavitud, siete estados esclavistas del sur se separaron y formaron una nueva nación, los Estados Confederados de América. El gobierno entrante de Lincoln y la mayoría de los habitantes del norte se negaron a reconocer la legitimidad de la secesión. Temían que desacredite la democracia y cree un precedente fatídico que, eventualmente, fragmentaría los estados, que ya no eran unidos, en varios países más pequeños y débiles.
El acontecimiento que desató la guerra se produjo en el Fuerte Sumter, en la Bahía de Charleston, el 12 de abril de 1861. Tras tomar el fuerte de los Estados Unidos, el ejército de la Confederación abrió fuego ese día en la guarnición federal y la obligó a bajar la bandera estadounidense como signo de rendición. Lincoln llamó a la milicia para reprimir esta “insurrección”. Cuatro estados más se separaron y se unieron a la Confederación. Para fines de 1861, casi un millón de hombres armados se enfrentaron a lo largo de una línea de 1200 millas, desde Virginia hasta Misuri. Ya se habían librado varias batallas: cerca de Manassas Junction en Virginia, en las montañas del oeste de Virginia, donde las victorias de la Unión allanaron el camino para la creación del nuevo estado de Virginia Occidental; en Wilson's Creek, Misuri; en Cabo Hatteras en Carolina del Norte; y en Port Royal, Carolina del Sur, donde la armada de la Unión estableció una base para un bloqueo que impidió el acceso de la Confederación al mundo exterior.
Sin embargo, la verdadera contienda comenzó en 1862. Enormes batallas, como Shiloh en Tennessee, Gaines’ Mill, Segunda Manassas y Fredericksburg en Virginia, y Antietam en Maryland, fueron el presagio de campañas y batallas todavía más grandes en los años subsiguientes, desde Gettysburg en Pensilvania hasta Vicksburg en el Misisipi y Chickamauga, y Atlanta en Georgia. Para el año 1864, el objetivo original de los estados del norte de librar una guerra limitada para restablecer la Unión había dado paso a una nueva estrategia de “guerra total” para destruir el sur antiguo y su básica institución de la esclavitud, y dar a la Unión restaurada un “renacimiento de la libertad”, como dijo el presidente Lincoln en Gettysburg, en su discurso para inaugurar un cementerio para los soldados caídos en la batalla que tuvo lugar allí.
Descripción: La famosa fotografía de Alexander Gardner de confederados caídos ante la Iglesia de Dunker en el campo de batalla de Antietam en Sharpsburg, MD, 1862.
Durante tres largos años, de 1862 a 1865, el ejército de Robert E. Lee del norte de Virginia mantuvo a raya las invasiones y los ataques del Ejército del Potomac de la Unión, comandado por una serie de generales ineficaces, hasta que Ulysses S. Grant llegó a Virginia desde el teatro occidental para convertirse en general en jefe de los ejércitos de la Unión en 1864. Después de batallas sangrientas en lugares como The Wilderness, Spotsylvania, Cold Harbor y Petersburg, Grant finalmente acorraló a Lee en Appomattox en abril de 1865. Mientras tanto, los ejércitos y las flotas de río de la Unión que se encontraban en el teatro de guerra que abarcaba los estados esclavistas al oeste de los Montes Apalaches obtuvieron una larga racha de victorias sobre los ejércitos de la Confederación comandados por generales confederados desaventurados o desafortunados. En 1864-1865, el general William Tecumseh Sherman se adentró con su ejército en el corazón de la Confederación, Georgia y Carolina del Sur, y destruyó su infraestructura económica mientras el general George Thomas prácticamente acabó con el Ejército de Tennessee de la Confederación en la batalla de Nashville.
Para la primavera de 1865, todos los principales ejércitos confederados se rindieron y, cuando la caballería de la Unión capturó al presidente de la Confederación, Jefferson Davis, mientras escapaba en Georgia el 10 de mayo de 1865, la resistencia colapsó y la guerra terminó. Comenzó el largo y doloroso proceso de reconstruir una nación unida libre de esclavitud.
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